LA ALEGRÍA PERONISTA

domingo, 6 de junio de 2010

200 años de periodismo. A cinco meses de la Revolución


Por:
Norberto Galasso, historiador
Un fragmento de Mariano Moreno: “el sabiecito del sur” rescata una proclama anticolonialista escrita por el fundador de La Gaceta.

A mediados de septiembre de 1810, el bloqueo del puerto de Buenos Aires por buques ingleses al mando del Capitán Elliot provoca viva irritación, tanto en el pueblo como en la Junta: “Hombres imprudentes pues descubriendo miras ambiciosas con demasiada anticipación, dáis a la América entera una lección de la reserva con que debe conducirse, poniendo término a aquella franqueza generosa con que desde el principio se os ha brindado” (Mariano Moreno en La Gaceta de Buenos Aires, 16 de octubre de 1810). El conflicto ofrece la oportunidad a Mariano Moreno para desplegar desde La Gaceta de Buenos Aires la política que señala el Plan de Operaciones, respecto de Inglaterra, pero al mismo tiempo para fijar una clara posición en defensa de los intereses nacionales. Así, sostiene al principio de su artículo, publicado el 16 de octubre, que “el gobierno debe exhortar al pueblo a que deponga cualquier prevención contra los ingleses, pero debe, al mismo tiempo, recomendar y aplaudir el celo con que el pueblo se ha manifestado inflamado por esta ocurrencia.”
“Los pueblos –agrega Moreno– deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiar sino de sí mismos.” Seguidamente, el joven Secretario desarrolla plenamente su posición nacional: “El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámosle enhorabuena; aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas, pero miremos sus consejos con la mayor reserva. Y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y abalorios (...).” Luego, agrega Moreno: “Un filósofo moderno, cuyos talentos formarán siempre el asombro de la posteridad, lamentaba el abuso de las luces con que los europeos habían logrado la esclavitud de las otras partes del mundo y exaltada su fecunda indignación por los males que veía venir sobre los hotentotes, a la sombra del comercio con que los holandeses iban a provocarlos, exclamó ante los hombres de letras que leen con entusiasmo sus obras: (...) Ellos dispersarán vuestras cabañas, se apoderarán de vuestros ganados, corromperán a vuestras mujeres, seducirán a vuestras hijas. Si no os prestáis ciegamente a sus locas opiniones, os sacrificarán sin piedad, porque creen que no merece vivir el que no piensa como ellos. Apresuráos, pues, emboscadlos y atravesadles el pecho cuando se inclinen de un modo pérfido y suplicante. No os canséis con reclamaciones de justicia, de que se burlan. Vuestras flechas son las únicas que harán respetar vuestros derechos. (...) Si mi discurso ofende es porque no sois más humanos que vuestros predecesores y porque veis en el odio que os profeso, el que merecéis de los demás hombres”. Así, a cinco meses del inicio de nuestra revolución, Mariano Moreno fija su posición en esta enjundiosa proclama anticolonialista.

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