LA ALEGRÍA PERONISTA

lunes, 14 de octubre de 2013

Ernesto “Che” Guevara

Fue una figura clave en el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y un constructor del socialismo de ese país. Fue un revolucionario aguerrido pero también un gran pensador y un político profundamente antiimperialista comprometido con la construcción del socialismo. Con su pensamiento y acción, el Che se convirtió en el emblema de la liberación de los pueblos y su legado trascendió más allá de su época y de las propias fronteras de América Latina. Por Portal del Sur

Ernesto Guevara de la Serna nació en Rosario, Argentina, pero gracias a su entrega a la Revolución fue declarado ciudadano cubano de nacimiento. Se formó como médico y, preocupado por la realidad social y política de América Latina, recorrió la región en dos oportunidades. En esos viajes pudo conocer la Revolución Boliviana de 1952 y las transformaciones de Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954) en Guatemala, en donde también fue testigo el golpe de Estado de 1954. Perseguido por las fuerzas de Guatemala, Guevara se dirigió hacia México donde se vinculó con el grupo de guerrilleros cubanos que había participado en el Asalto al Cuartel Moncada en Cuba el 13 de julio de 1953, entre quienes se encontraban los hermanos Fidel y Raúl Castro. Fidel era el líder del Movimiento 26 de julio (M26) que planeaba realizar un desembarco en Cuba y combatir la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959). Tras conocer este proyecto, Guevara decidió acompañar a los cubanos incorporándose al M26.
Ya en Cuba e inmerso en la lucha revolucionaria, la capacidad de liderazgo de Guevara, quien desde hacía tiempo había pasado a ser el Che, se fue haciendo cada vez más evidente y por ello Fidel Castro le otorgó el grado de capitán y luego el de comandante. Guevara organizó el descarrilamiento del Tren Blindado y libró la decisiva batalla de Santa Clara: tras este hecho Batista huyó del país y el 1° de enero de 1959 Fidel Castro entró en Santiago de Cuba. Con el triunfo de la Revolución, la isla pasaba a una nueva etapa: la revolución nacionalista y antiimperialista –así definida hasta 1961– debía comenzar a construir el nuevo orden revolucionario.
Entre las principales medidas del gobierno revolucionario se destacan las nacionalizaciones de empresas y la reforma agraria. Guevara fue uno de los mentores de las reformas agrarias y uno de los responsables de la creación del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), la institución encargada de implementarlas. Estuvo a cargo del INRA y luego del Banco Nacional y, con la creación del Ministerio de Industrias en 1961, fue designado como ministro de esa área. No era casualidad que ocupara ese cargo, pues ya había dado muestras sobradas de su preocupación por la industrialización en Cuba. Según el Che, era necesario desarrollar una economía planificada y centralizada, con socialización de los medios de la producción, a partir de la cual se pudiese industrializar y diversificar la economía para alcanzar una verdadera independencia económica. Así lo indicó en una conferencia de marzo de 1960, en la que sostuvo: “Los pilares de la soberanía política que se colocaron el 1º de enero de 1959 solamente estarán totalmente consolidados cuando se logre una absoluta independencia económica. […] Esta batalla del frente económico es diferente de aquellas otras que libráramos en la sierra, éstas son batallas de posiciones […] Las victorias son el producto del trabajo, del tesón y de la planificación. Es una guerra donde se exige el heroísmo colectivo, el sacrificio de todos, y no es de un día o de una semana ni de un mes, es muy larga”.
Guevara consideraba que era necesario avanzar en la creación del “hombre nuevo”, en el cual debía prevalecer la conciencia del deber social y del trabajo colectivo. Por ello, insistía en la importancia del trabajo voluntario –una actividad que él mismo practicaba– y defendía la relevancia de los estímulos morales en el trabajo por sobre los materiales, marcando diferencias con otras figuras del gobierno revolucionario. Como expuso en el semanario Marcha, en cuanto a la construcción del hombre nuevo: “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”.
El Che se desempeñó en el Ministerio de Industrias hasta 1965 cuando, convencido de la dificultad de construir el socialismo en un solo país, optó por presentar su renuncia. A partir de entonces, se retiraba de la escena pública, pero no de la política. Participó de las luchas de liberación del continente africano en la República Democrática del Congo e impulsó el proyecto de extender la revolución hacia el sur del continente americano, que comenzaría a prepararse en Bolivia y de allí se extendería hacia los países vecinos. En septiembre de 1966, junto a un pequeño número de guerrilleros, el Che ingresó a Bolivia pero el grupo fue diezmado por el Ejército. El 8 de octubre de 1967, Guevara fue secuestrado y al día siguiente fue asesinado en una pequeña escuela de La Higuera, Santa Cruz. Sin embargo, su pensamiento y acción trascendieron mucho más allá de su vida y por ello se convirtió en un símbolo de toda lucha revolucionaria.

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