LA ALEGRÍA PERONISTA

viernes, 11 de octubre de 2013

El primer CEO de la Argentina

    BuffetKanyoro

    A ver si debatimos un poco.
    La ausencia en la escena pública de Cristina Kirchner me resultó atronadora. Veo las fotos, las imágenes y la que falta se vuelve una presencia ineludible. Imposible de ignorar.
    La impresión que me da a mí es que lo que queda en la escena, casi todo lo que queda en la escena participa de un consenso notorio, explícito, claro. Porque lo que tenemos hoy ante nuestros ojos a uno pero también a otro lado de eso que se llama Frente para la Victoria cuando está ausente aquella mujer es -un poquito más acá o un poquito más allá- un verdadero programa de gobierno listo, ya redactado, al que apenas hay que ejecutar.
    ¿En qué se expresa ese “consenso” en el que están “opositores” y hay “oficialistas”?
    Por ejemplo, en los conceptos vertidos por el vicepresidente y analista senior de la agencia de calificaciones Moody’s, Gabriel Torres, en una reciente conferencia en Buenos Aires.
    Torres señaló que el país debería:
    • Reformar las mediciones del Indec.
    • Mejorar la relación con el FMI, lo que se traduce en volver a recibir las misiones “artículo IV” del Fondo que evalúan la marcha de la economía.
    • Hacer frente a “la deuda pendiente”” (Club de París, Holdouts).
    De esa forma, el país podría salir a pedir a tasas bajas “hasta 3 puntos del PIB“.
    Como decía, este consenso político que suena muy bien por TV se ve en opositores  y también en una parte nada despreciable de quienes van en boletas FPV o las impulsan. Se trata de un consenso del que, al menos así y al menos por ahora, no participa la paciente de la Fundación Favaloro.
    Este “plan” se expresa también en la opinión de Jay Newman, gerente senior del fondo buitre Elliott Management, que litiga contra la Argentina por la deuda pública en los tribunales de Estados Unidos.
    Ha dicho esta semana Newman, en un llamativo afán por cuidar el bienestar de los ciudadanos argentinos:
    Si el Gobierno llega a un arreglo “justo” con los holdouts eso derivaría en “significativos beneficios para la Argentina”. Es que según Newman, de esa forma, se reduciría la “inflación galopante” y también bajarían los “costos” para que el país tome deuda. Y de esa manera podría ahorrarse, según sus estimaciones, “74 mil millones de dólares por intereses más bajos en los próximos diez años, sin cambiar su actual stock de deuda”.
    Pero eso no es todo. Un pago a los holdouts -básicamente el fondo Elliott, dicho en criollo- también resultaría en muy buenos beneficios para los argentinos desde Ushuaia a La Quiaca, nos cuenta el señor Newman. “El ahorro para las provincias podría llegar a 825 millones de dólares”. Hola, gobernadores e intendentes, qué tal. Y las empresas -qué tal, Grupos, cómo están- podrían ahorrarse hasta “2 mil millones de dólares anuales, entes de pago de impuestos”.
    Y también, de esa forma, nos dice el ejecutivo, una mejora del clima inversor atraería la inversión extranjera directa, “significativamente impulsando las perspectivas de crecimiento del país”.
    Salvando las distancias, este consenso en el programa económico a implementar que -sostengo- seduce a casi todos los dirigentes que vemos en las fotos de los diarios en momentos en que Cristina está en una sala de cuidados intensivos, es muy similar a lo que se le propone a Dilma Rousseff desde las páginas de The Economist, cuando la revista se pregunta en tapa si Brasil “la fregó”.

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