LA ALEGRÍA PERONISTA

sábado, 28 de mayo de 2011

Un, dos, tres… ¡Jazz!


Por Marina Cavalletti Inspirado en el Real Book del jazz americano, un grupo de jazzistas argentinos reunió en un libro la ecléctica y vasta producción local. Además, armaron un ensamble que ofrece conciertos en múltiples escenarios y que están disponibles gratis en la red
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Entre los clásicos del jazz de todos los tiempos están, y sólo por nombrar dos, “What a worderful world” y “Come fly with me”. Esos estándares del siglo XX llegaron a Louis Armstrong o a Frank Sinatra y a tantos que los hicieron inolvidables porque alguien resolvió compilarlos en un libro. Porque si a las palabras se las lleva el viento, casi lo mismo pasa con las canciones de jazz. La Biblia del standard se llama Real Book, se dice que data de los años setenta y ya tiene una versión nacional siglo XXI, porque, en este caso, no sólo de partituras se trata. Esteban Sehinkman, responsable de la realización general del Real Book Argentina (RBA) aclara que “además, estamos tocando con el Ensamble Real Book Argentina y versionamos composiciones que están en el libro. El año pasado hicimos el disco RBA volumen 1 -que está disponible en nuestra página para libre descarga-, también ahí reunimos a más de veinte músicos del jazz local con la premisa de versionar temas del libro, no propios. De esa manera generamos intercambio de música y vamos conociendo un repertorio más vasto”. Decenas de músicos participaron de esta iniciativa. Tres de ellos dialogaron con Debate y comentaron sus experiencias sobre un género que crece y se abre lugar entre lo académico y lo informal, entre los instrumentistas y su público.

Una habitación con tres pianos, estantes repletos de discos, carpetas que atesoran partituras, arma el escenario donde transcurre la vida cotidiana de Esteban Sehinkman, un instrumentista de cabello entrecano que después de años en Estados Unidos volvió al país y, con vocación pedagógica y de rescate, inició Real Book Argentina.“Este trabajo se concibió una madrugada de lunes en el bar Thelonious. Se charlaba acerca de las razones por las cuales los músicos argentinos que hacen jazz no tocan piezas de sus compatriotas, salvo, digamos de Astor Piazzolla y de algún otro que ahora no viene a mi memoria… Concretamente, nos preguntábamos por qué. Y surgió como algo pequeño, al principio hubo una edición limitada de 200 ejemplares que se repartieron entre los compositores y las escuelas de música”. Según el músico, RBA es un aporte a la cultura popular, además, el haberse juntado tantos compositores es un reflejo de cómo piensa esta rama de la cultura, ya que el proyecto documenta manifestaciones bien diversas.

¿Cuál es la distancia entre este libro y el original norteamericano?
Se dice que para el armado del Real Book original un grupo de estudiantes de Boston transcribió bastantes melodías tradicionales que se tocaban en las jam sessions y en los conciertos de jazz -temas de Cole Porter, Charly Parker, Miles Davis o Thelonious Monk, entre muchos otros- y las compiló en un libro (de “manera ilegal”), que comenzó a circular entre los músicos del mundo. Esto les sirvió como vehículo de difusión, que es uno de los grandes objetivos del RBA. Una diferencia o particularidad del Real Book Argentina, es que acá los compositores fueron convocados y ellos mismos decidieron qué obras mandar.

¿Dónde radica la diferencia entre el jazz que se hace aquí y el original?
Géneros como el tango, el folclore, la música rioplatense o el rock son una influencia importante en los músicos y compositores argentinos. De ahí parte la identidad tan clara y definida. La mezcla genérica que se produce acá es única, y está dada por nuestra particular situación histórica, social y geográfica.

El saxofonista Ramiro Flores tiene una visión optimista no sólo de las diferencias sino del panorama que se abre por estos días para los músicos jóvenes: “Creo que hay una particularidad que tiene que ver con la idiosincrasia argentina, con eso de no quedarse con lo que ya conocen y siempre estar buscando algo distinto. Eso puede dar frutos o no, pero es parte nuestra y los músicos de jazz también lo tienen. Tal vez la mayoría de los músicos de jazz de Europa o Estados Unidos son grandes músicos, pero hacen cosas que uno ya escuchó y entonces se pierde esa frescura de la escucha.

¿Diría que los compositores locales son más arriesgados?
No sé si generalizar tanto porque hay músicos europeos que son increíbles, pero me parece que hay un poco de eso. Más allá de las cuestiones rítmicas y características de la música de acá que son importantes a la hora de plasmar algo, la forma de cantar y de hablar también influye a la hora de escribir una melodía. Es muy común que se usen ritmos del folclore, del candombe, del tango.

¿Por ejemplo?
El Cuchi Leguizamón, por ejemplo, se copaba con Monk. Fue uno de los tipos que empezó. Él lo hizo de una manera extremadamente orgánica y sería genial poder hacerlo ahora. Lo mismo hizo Piazzolla.

Lucio Balduini, guitarrista, docente y compositor participó en el RBA por partida doble: grabó en el disco y editó una partitura propia.

¿Cómo definirías este proyecto?
Como un libro abarcativo de compositores argentinos contemporáneos que va mucho más allá del jazz y evita que el material se pierda. Todo músico que quiera tocar aquello que escucha en conciertos o en bares puede acercarse a esos compositores. Eso es lo más interesante. Además, la parte pedagógica, que no sé si está tan incorporada: que el libro esté en las escuelas de música, en los lugares donde haya jam sessions (sesiones de improvisación) y que esté al alcance de todos.

Hay pocos discos de jazz producidos acá, comparado con otros géneros.
Es que acá no se reversiona tanto el jazz, como sí sucede con el tango y el folclore. Quizás eso suceda por la falta de material y por eso el RBA es tan valioso. Yo lo he hecho, en mi disco toco dos temas de Enrique Norris. Con mi grupo toco un tema de Ariel Naón, uno de Pipi Piazzolla. Toco música de otros músicos afines a mí.

El proyecto es interesante para la circulación de partituras entre músicos, pero ¿qué hay del público?
Bueno, el público puede escuchar y descargar el disco y asistir a los conciertos del ensamble del RBA.

¿Se produce más jazz que antes acá?
L.B: Lo que pasa es que el jazz abarca gente que está buscando y tomando la música desde diferentes lugares. Hay un montón de músicos que están tratando de llevar adelante sus proyectos y grabar discos. Personalmente, vivo eso como un gran estímulo, encuentro mucha gente con un espíritu muy positivo, con casi ningún prejuicio para explorar.

R.F: El jazz local cada vez tiene más importancia. Hay un festival en Buenos Aires y muchos en las provincias -lo cual es súper importante porque se federaliza el jazz argentino. Hay más bares y más gente tocando. También me parece que hace unos veinte años no se le daba tanta importancia a gente que hacía música propia. Ahora hay lugares donde la gente va especialmente a escuchar eso. Es algo casi milagroso.

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