LA ALEGRÍA PERONISTA

sábado, 22 de enero de 2011

Los “gordos” o la anorexia colectiva



Por Orlando Barone

Vitalicios | Liderazgos | Leyendas | Prejuicios | Dietólogos




Las tribunas republicanistas se escandalizan cuando sindicalistas de peso se aquerencian en el poder de sus sindicatos. Algunos, en la Argentina, durante más años que el largo lapso en que un vino de guarda pasa a ser vinagre o en que se descubre que peones agrícolas esclavos duermen mal sobre la alfalfa y quieren dormir sobre futones. Dejen hacer a los patrones rurales: ellos saben muy bien qué clase de confort necesitan sus peones. En cuando a los sindicalistas vitalicios, es cierto que hay algunos de tan largo aliento que ya no solo cumplen sus bodas de plata con el liderazgo sino que están por festejar las de oro o de diamante.

Coincidentemente desde hace no sé cuántos años el antiguo diario La Nación luce el nombre del mismo director: Bartolomé Mitre. Y hasta hace poco Claudio Escribano fue subdirector más de tres décadas; incluida una propuesta “indecente” y destituyente al ex presidente Kirchner.

Jorge Lanata, al frente de Crítica, apenas si llegó a un año: y fue suficiente. En cambio, superando largamente las bodas de plata, están a la cabeza del diario Clarín Doña Ernestina y Héctor Magnetto.
Cada gremio es un mundo etáreo y ético. Y también cada rubro y cada liderazgo. Hay rectores de universidades de tiempo largo; hay directores de empresas y hay porteros de edificios que se mantienen en sus puestos desde que son jóvenes hasta que son viejos. Hay abuelos que llegan a tatarabuelos. No es lo común que se los mate.
La leyenda o el disparate dice que los noventa y cinco años de casados se llaman bodas de onix. No creo haya ni en el Guinness que alcancen tal paroxismo en pareja. Se sabe de titulares de cátedra, de titularidad longeva; se sabe de dictadores y de no dictadores; y de políticos que mantienen largos liderazgos. La lista Forbes de millonarios suele conservar durante años los mismos nombres entre los primeros puestos. Los altos prelados de la Iglesia son largueros. También lo son los miembros de academias, los de los clubes de fútbol o de burako, y los de los juzgados. Carlos Fayt a los noventa y dos años es ministro de la Corte desde hace casi treinta. Y sir Alexander Ferguson en el Manchester United, ya ha pasado las bodas de plata sin perder su podio de mejor entrenador de fútbol. Julio Grondona, sin jugar ni entrenar, manda en la AFA desde hace treinta y un años.

Vitalicios o renovables, los hay buenos y los hay malos. No sé si hay neutros, porque es una condición inhallable entre los humanos. Salvo entre los periodistas independientes. Ya que se sienten neutros como el verdugo: porque sólo hacía caer la guillotina, pero nada que ver con quien daba la orden. La guillotina es neutra. ¿Y el verdugo qué era? ¿Un ganapán, un morboso, un alcahuete o un cínico?

Hubo hasta 1915 un legislador húngaro -Jòszef Madarász- que permaneció 83 años en el parlamento de su país. Está registrado en el Libro Guinness. Edward Kennedy prolongó su democrático cargo de senador por Massachusetts por casi medio siglo. Aquí el editorial de La Nación “Jerarcas sindicales a perpetuidad”, del martes último, se indigna porque Ramón Baldassini de los telepostales es elegido en su gremio desde hace cuarenta y siete años.
En disciplinas distintas otros ejercen largamente. Con más de tres décadas al frente del Partido Obrero, Jorge Altamira no mira un sucesor cerca. Y menos obrero. Tampoco los Rodríguez Saá, que son votados democráticamente. Reyes y sultanes, aparte. También aparte el Papa.

Y un anexo: los barrabravas. Porque aunque no hay precisiones por la índole del rubro, se dice que el líder de un barrabrava es más temporario: rara vez sus liderazgos superan una década y media. Es un oficio duro, de jóvenes, aunque en Boca, excepcionalmente, reinaba “El Abuelo”. Lo sabido es que los sindicalistas tienen tan mala prensa como aquéllos. Todo lo contrario de los miembros de Adepa (la patronal periodística). Y es obvia la influencia de éstos en potenciar la leyenda aquella; justificada e injustificada en partes a considerar si se tuviera criterio y no prejuicio. En las corporaciones empresarias de ordinario se sustituyen y se alternan los gerentes, no los directorios. Hay presidentes de empresa que siguen dando órdenes ya muertos, desde sus bustos o retratos. Pero se escandalizan si ese comportamiento se reproduce en la política o en el sindicalismo.

“El Momo” Venegas conduce Uatre desde hace veinte años. El sindicato de los peones rurales que defiende a los productores prósperos, nació en la época de la “Patagonia trágica o rebelde” y se inclina ahora a favor de la pampa húmeda sojera. Hugo Moyano, en otro rumbo, es el líder camionero desde hace veintitrés años. Si fuera por él todos serían camioneros, si fuera por Biolcati todos serían peones golondrinas. Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto son elegidas líderes de sus asociaciones desde hace décadas.

Lo que son las cosas: el tiempo puede jugar a favor o en contra. Para competir por la inmortalidad los héroes e ídolos es mejor que mueran jóvenes. Hay casos que contradicen esta teoría: Mandela, por ejemplo. Pero él ya está en la inmortalidad sin necesidad de morirse. En el último número de la revista Bacanal se lee que en la carta de vinos del restaurante “Gioia” figura un Vega Sicilia Único, de España, al precio de 16.000 pesos. Es de 1989 y no viene en damajuana.


Hay rubros, por ejemplo el de amantes, donde el valor no es la antigüedad sino lo efímero. La prolongación desapasiona. No existe una regla unánime. Y hay contradicciones: se extiende la expectativa de vida y a la vez la mediana edad es una carga para el que se queda sin empleo.
“Los gordos” vuelven a estar en boca de los dietólogos de la economía. A veces los “gordos” exageran su gordura. Pero si los dietólogos consiguen hacer adelgazar a “los gordos”, después con el camino despejado irán por la anorexia colectiva.

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