LA ALEGRÍA PERONISTA

sábado, 25 de septiembre de 2010

Los relatos de las Abuelas




Por Cecilia Escudero Una iniciativa del PAMI propone que las Abuelas de Plaza de Mayo relatenla historia reciente del país en encuentros con jóvenes
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Ante un auditorio de “cabellos blancos”, como ella misma lo definió, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto dijo con el tono cálido y certero que la caracteriza: “Nos han invitado muchas veces a olvidar. No pudieron hacerlo por decreto porque la memoria no se clausura de ese modo. Lógicamente, los consejos provienen, en su mayoría, de quienes no les conviene que la memoria funcione porque seguramente van a tener que rendir cuentas a la historia de sus propias acciones”.
Con estas palabras, Carlotto se dirigía, el 13 de este mes, a unos quinientos jubilados, que asistieron a la presentación del programa “Abuelas Relatoras por la Identidad, la Memoria y la Inclusión Social”. Además de la titular de “Abuelas”, los otros dos firmantes del convenio fueron Luciano Di Cesare, director ejecutivo del PAMI -organismo impulsor y organizador de la iniciativa- y de Stella Maldonado, secretaria general de Ctera, gremio que tendrá una participación estratégica en el proyecto.
El programa prevé la creación de espacios de encuentro donde los adultos mayores, capacitados para tal fin, relatarán experiencias de vida así como hechos de la historia reciente de nuestro país, principalmente, a un público juvenil.
Sobre cómo se llevará a cabo el trabajo, la coordinadora del programa, Silvia Pietro, contó a Debate: “Nos organizamos de acuerdo a las edades de los chicos. Buscamos, por ejemplo, textos literarios (como la obra de Graciela Montes), cuentos o canciones que tengan que ver con la inclusión, con la igualdad, contra la discriminación o historias prohibidas durante la dictadura para que los chicos piensen por qué ese texto estuvo prohibido. Y con los más grandes de la primaria y la secundaria se preparan directamente textos sobre las historias de vidas de los nietos recuperados”.
Cabe destacar que nada es improvisado en manos de estas abuelas dispuestas a retomar el hilo de la historia de nuestro país. Por caso, la articulación entre el PAMI, “Abuelas” y Ctera para dar vida a este programa data de 2006, cuando -a 30 años del golpe militar- el Departamento Mujer Familia y Voluntariado de PAMI lanzó “Abuelas relatoras-Grupo Llamarada”, el conjunto embrionario que salió al ruedo para experimentar el encuentro con los más chicos. Los resultados fueron, desde el comienzo, muy positivos.
Uno de los primeros intercambios estuvo bautizado con el relato al que denominaron “Mi tía, Menchu Quesada”, que trata sobre la historia del nieto recuperado Nicolás Bai, hoy de 34 años. Brevemente, la historia cuenta cómo Bai, a los dos años y medio, fue dejado a su suerte en un juzgado de menores luego del secuestro de sus padres por parte de la dictadura militar. Para distraerlo, los empleados del lugar ponían a Nicolás a ver televisión y cuando una novela de la tarde, con voz en off, anunciaba: “Con la participación especial de Menchu Quesada”, el niño gritaba, día tras día, que ella era su tía. Según el relato, los gritos llegaron a los oídos del juez quien tuvo la sensibilidad de llamar a la actriz argentina. Bai se reencontró, finalmente, con sus afectos.
El éxito de la iniciativa animó a otros adultos a seguir los mismos pasos y los grupos de abuelas voluntarias se multiplicaron con el afán de recuperar la mística del relato hablado y, como dato sobresaliente, revalorizar el rol de los adultos mayores en la sociedad. En este caso, con un protagonismo anclado en la transmisión de la memoria.

Asimismo, si bien la cantidad de encuentros fue creciendo en instituciones educativas, centros culturales o plazas, el convenio recientemente firmado nacionalizó la actividad, antes delimitada a la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. A fines de mes, por ejemplo, se estrenará un nuevo grupo de abuelos oriundos de Bahía Blanca, que comenzará a trabajar en su ciudad.
Los organizadores afirman que cada evento se teje a medida, dependiendo de la realidad y necesidades de cada escuela. Precisamente, la participación del sindicato de docentes provee a los adultos el entrenamiento en técnicas de narración y lectura en voz alta, adecuadas a cada exposición, además de la colaboración en el armado y coordinación de los encuentros. La intención radica en promover la reflexión en los niños y adolescentes sobre lo acontecido durante la última dictadura militar así como también fomentar la inclusión y el conocimiento de los derechos humanos.
Pietro señaló que en cada experiencia se despliegan interrogantes que resultan, muchas veces, disparadores de nuevos desafíos. En este sentido, Pietro rememoró: “En una ocasión, estuvimos trabajando con los alumnos de los últimos grados de una escuela y cuando terminó el relato y los chicos se pusieron a dibujar, se acercó uno de ellos, de unos doce años, y preguntó ¿por qué los militares hicieron todo esto? Para nosotros esa es “la” pregunta. Nos obliga a pensar cómo responder, porque a un chico de su edad no le podés contestar con una serie de respuestas abstractas y complicadas, entonces tratamos de buscar formas de comunicar que sean comprensibles e interesantes para ellos”.

En tanto, Carlotto, quien recordó su profesión de docente, aseguró comprender la importancia de “sembrar” reflexiones e ideas en los niños, para que, progresivamente, ellos “crezcan sabiendo su propia historia, que es su propia identidad, para que sepan en qué país están y qué es lo que no debe volver a pasar.

A las Abuelas a veces nos llaman abridoras de caminos. Creo que este programa es algo más de una sumatoria de ideas, que llevamos a cabo hace 33 años, para que la sociedad sepa que esta historia de la dictadura nos tocó a todos, nos afectó a todos y nos sigue doliendo a todos”. El esfuerzo del PAMI, con su sigla reformulada “Por una Argentina con Mayores Integrados”, en articulación con Abuelas de Plaza de Mayo es un paso más en ese sentido.
(Para participar consultar al PAMI o ingresar en http://bit.ly/c2iIFO)


“Recuperar la dignidad”
Durante la presentación del programa “Abuelas Relatoras por la Identidad, la Memoria y la Inclusión Social”, el titular del PAMI Luciano Di Cesare dialogó con Debate acerca de cómo se enmarca la iniciativa dentro de la actividad general de la entidad. Al respecto, expresó: “Nuestra prioridad es continuar con una tarea de recuperación de la dignidad y los derechos de las personas mayores que comenzamos en los inicios de la gestión, en 2003”.

Desde entonces, el PAMI vive un gran proceso de transformación, ¿qué lugar ocupa este tipo de iniciativas?
Para nosotros es vital revalorizar el concepto de verdad, justicia y memoria porque, entre otras cosas, ayuda a integrar a nuestros mayores. Esta alianza estratégica entre “Abuelas”, Ctera y el PAMI multiplica la transmisión de la verdad, de nuestra historia, a través de la voz de las propias abuelas. Nosotros utilizamos el nombre del PAMI, pero con otra visión de la institución que la que se utilizó en el pasado, a través de la cual luchamos por una Argentina con mayores integrados.
Se relaciona, entonces, con el nuevo perfil de gestión.
Así es. Ocurre que cuando una persona culmina con la etapa de la vida laboral activa se vive una suerte de euforia inicial pero, luego, el entorno lo enfrenta al hecho de que dejó de ser un actor social. Lo que indefectiblemente va conduciendo al aislamiento y a la pérdida de un rol dentro de la sociedad, algo que ocurre en todo el mundo. La población de la Argentina,
por ejemplo, envejece a un ritmo similar a la europea. Todo esto ocurre porque las sociedades en su conjunto son sociedades expulsivas, todo es de rápida obsolescencia. Entonces cuando una persona se jubila entra rápidamente en esta lógica y nosotros apuntamos a combatir esta tendencia, a recuperar a la persona. La iniciativa de “Abuelas relatoras” recupera el rol de los abuelos, los integra y les da la posibilidad de sentirse útiles para la sociedad y para ellos mismos. Es clave, además, combatir el peor de los flagelos para los adultos mayores que es la soledad.

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