Esta semana, la rapiña cruel de los financistas expuso su alma inflexible, avara, tosca e indiferente. Ocupa no solo los nueve aposentos de
Los abajo firmantes, exponentes del
amplio espectro de la vida cultural del país, queremos expresar que nos
sentimos parte del dolor que sufren los pueblos, y en este caso el argentino,
el nuestro, por decisiones tomadas en los sitios más alejados de sus necesidades y demandas, en el corazón
del Imperio, principal responsable de sus penurias.
Por
eso llamamos con firmeza a hacer escuchar la voz de los castigados, de los
vulnerados, en esta deplorable muestra de explotación de los más débiles, que
son precisamente y por ello mismo, quienes dispuestos a pagar sumas razonables por deudas pasadas e
injustamente adquiridas, son rechazados en su actitud y compelidos a tributar
montos usurarios, insólitos y expoliatorios hasta la destrucción. Hacemos este
llamamiento al repudio de esta decisión maléfica, sabiendo que ha nacido de la
torva intención de castigar a nuestra Patria por haber intentado reconstruirnos
con autonomía de esa perversa lógica del especulador que espera las desgracias
de otros para en ellas cobrarse con más comodidad. Y también como amenaza a
cualquier nación que esté dispuesta a seguir este digno camino.
Sin embargo, por
esta vez, y con la esperanza de que el pueblo argentino acompañe la contundente
y responsable respuesta de nuestro Gobierno Nacional que merece este episodio y
que no nos hará cambiar el rumbo, lo convocamos a ganar los espacios públicos,
las calles, los Sindicatos, las Universidades, los más diversos ámbitos donde
circula la creación cultural para ventilar con nombre y apellido a quienes
desde nuestro propio sistema político – asociados a poderes económicos y
financieros- no sólo han generado nuestras deudas, sino que ahora pretenden
instruirnos sobre cómo afrontar sus consecuencias. Nos han endeudado para
hundirnos en la miseria y el desempleo y hoy vienen a juzgar y dar soluciones
que vuelven a ser para ellos y sus socios de afuera. Traen escondida la
intención de generar un nuevo ciclo de endeudamiento y negocios especulativos,
que pretenderán cobrar con políticas de ajuste y retroceso social. No los
queremos y los repudiamos enérgicamente.
La conciencia de
nuestras conductas, transparentes universalmente en este tema, respaldadas por
quienes ven en ellas un faro para enfrentar la depredación financiera del mundo
global, que busca desaparecer y someter a la naciones y a sus pueblos, es una
demanda ético cultural que nos obliga.
Porque
somos soberanos y porque , a pesar de que cumplimos con deudas injustas
de casino, pases de fondos sucios, no olvidamos a sus socios, ni a los que se
hacen los tontos de haber sido sus discípulos y compañeros de ruta. Han vendido su réproba ética amasada en
denuncias, ante su absoluta incapacidad de haber hecho nada, cuando gobernaron,
a favor de la Nación
Argentina y de su pueblo.
Por el contrario lo arrojaron a la
sumisión y el empobrecimiento y se beneficiaron de la creación de las deudas que hoy nos vemos
obligados a pagar. Son calculadores de
negocios futuros para los que se ofrecen pretendiendo que aquello que
provocaron antes volverá a ocurrir y volverán a enriquecerse.
Hacemos una
convocatoria a resistir ese intento para darles una lección, acompañar a
nuestro Gobierno en su histórica defensa de los intereses nacionales -que como
ha demostrado sólo son tales si son populares y soberanos- y desplegar un
enérgico debate democrático y plural frente a quienes, en una nueva redada
neoliberal, desde dentro y desde fuera, intentan doblegar la construcción de un
presente y un futuro mejor para Argentina, América Latina y el mundo entero.
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