LA ALEGRÍA PERONISTA

jueves, 2 de agosto de 2012

El sadismo económico.

Edición Nro 157 - Julio de 2012


Claudio Roncoli, Cuando sale el sol, 2011 (Gentileza Galería Elsi del Río)

TENAZ PERSISTENCIA DE LOS PROGRAMAS DE CASTIGO SOCIAL

El sadismo económico

Por Ignacio Ramonet*

España, “beneficiada” con un rescate financiero para sus bancos, es la última destinataria de las políticas de austeridad salvaje que aplica la Unión Europea (es decir, Alemania). Lo terrible es que los crueles sacrificios que le exigen a la población sólo servirán para hundirla en la miseria y agravar la recesión.

Sadismo? Sí, sadismo. ¿Cómo llamar de otro modo esa complacencia en causar dolor y humillación a personas? En estos años de crisis, hemos visto cómo –en Grecia, en Irlanda, en Portugal, en España y en otros países de la Unión Europea (UE)– la inclemente aplicación del ceremonial de castigo exigido por Alemania (congelación de las pensiones; retraso de la edad de jubilación; reducción del gasto público; recortes en los servicios del Estado de Bienestar; merma de los fondos para la prevención de la pobreza y de la exclusión social; reforma laboral, etc.) ha provocado un vertiginoso aumento del desempleo y de los desalojos. La mendicidad se ha disparado. Así como el número de suicidios.
A pesar de que el sufrimiento social alcanza niveles insoportables, Angela Merkel y sus seguidores (entre ellos Mariano Rajoy) continúan afirmando que sufrir es bueno y que ello no debe verse como un momento de suplicio sino de auténtico júbilo. Según ellos, cada nuevo día de castigo nos purifica y regenera, y nos va acercando a la hora final del tormento. Semejante filosofía del dolor no se inspira en el Marqués de Sade sino en las teorías de Joseph Schumpeter, uno de los padres del neoliberalismo, quien pensaba que todo sufrimiento social cumple de algún modo un objetivo económico necesario y que sería una equivocación mitigar ese sufrimiento aunque sólo fuese ligeramente.
En eso estamos. Con una Angela Merkel en el rol de “Wanda, la dominadora”, alentada por un coro de fanáticas instituciones financieras (Bundesbank, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.) y por los eurócratas adictos de siempre (Durão Barroso, Van Rompuy, Ollie Rehn, Joaquín Almunia, etc.). Todos apuestan por un masoquismo popular que llevaría a los ciudadanos no sólo a la pasividad sino a reclamar más expiación y mayor martirio “ad maiorem Europae gloriam”. Hasta sueñan con eso que los medios policiales denominan “sumisión química”, unos fármacos capaces de eliminar total o parcialmente la conciencia de las víctimas, convertidas sin quererlo en juguetes del agresor. Pero deberían ir con cuidado, porque la “masa” ruge.

España se derrumba

En España, donde el gobierno de Mariano Rajoy está aplicando políticas salvajes de austeridad al límite precisamente del “sadismo” (1), las expresiones de descontento social se multiplican. Y eso en un contexto de enorme desconcierto, en el que, de repente, los ciudadanos constatan que a las crisis económica y financiera se suma una grave crisis de gobernabilidad. Simultáneamente, varios pilares fundamentales del edificio del Estado se resquebrajan: la Corona (con el tétrico asunto de la caza al elefante en Botswana), el Poder Judicial (con el cochambroso caso Dívar), la Iglesia (que no paga el impuesto sobre bienes inmuebles, IBI), el sistema bancario (del que nos afirmaban que era el “más sólido” de Europa y constatamos que se desmorona), el Banco de España (incapaz de alertar sobre Bankia y otras quiebras espectaculares), las Comunidades Autónomas (sumidas algunas de ellas en abismales escándalos de corrupción), los grandes medios de comunicación (excesivamente dependientes de la publicidad y que ocultaron las calamidades por venir)...
Sin hablar del propio Gobierno, cuyo Presidente, en un momento en el que España (con Grecia) se ha convertido en el eje de los problemas del mundo, parece avanzar sin brújula. Y quien, frente a interrogantes fundamentales, o permanece en silencio, o contesta con expresiones surrealistas (“Vamos a hacer las cosas como Dios manda.”), o sencillamente sostiene “contraverdades” (2). Mariano Rajoy y su equipo económico tienen una gran responsabilidad en el desastre actual. Han piloteado la crisis bancaria con evidente torpeza; han dejado descomponerse el caso de Bankia; han transformado una clara situación de quiebra en una pulseada con Bruselas, el Banco Central Europeo y el FMI; han practicado el negacionismo más necio, pretendiendo hacer pasar un rescate de consecuencias gravísimas para la economía española como un crédito barato y sin condiciones (“Es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”, declaró De Guindos; “Lo que hay es una línea de crédito que no afecta al déficit público”, afirmó Rajoy).
Todo esto da la penosa impresión de un país que naufraga. Y cuyos ciudadanos descubren de pronto que tras las apariencias del “éxito económico español”, pregonado durante lustros por los gobernantes del PSOE y del PP, se escondía un modelo (el de la “burbuja inmobiliaria”) carcomido por la incompetencia y la codicia.

Codicia, incompetencia, ceguera

En cierta medida, comprendemos ahora –muy a expensas nuestras– uno de los grandes enigmas de la historia de España: ¿cómo fue posible que, a pesar de las montañas de oro y plata traídas de América por el Imperio colonizador y explotador, el país se viese convertido, a partir del siglo XVII, en una suerte de corte de los milagros llena de mendigos, desamparados y pordioseros? ¿Qué se hizo de tamaña riqueza? La respuesta a estas preguntas la tenemos hoy ante los ojos: incompetencia y miopía de los gobernantes, codicia infinita de los banqueros.
Y el castigo actual no ha terminado. Después de que la agencia Moody’s, el pasado junio, rebajara la nota de la deuda española en tres escalones, desde A3 hasta Baa3 (uno por encima del “bono basura”), la prima de riesgo llegó hasta límites insoportables. La solvencia española está en la pendiente que conduce a un rescate. Y tanto el rescate a la banca como el rescate de la deuda pública tendrán un costo social terrorífico. En su informe anual sobre España, el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, ya está reclamando que el Gobierno suba el IVA y que apruebe lo antes posible una nueva disminución del sueldo de los funcionarios para reducir el déficit. Además, en un documento de trabajo, los expertos del Fondo recomiendan a España que extienda aun más el despido, reclaman el contrato único y que se evite la actualización automática de los sueldos (3).
La Comisión Europea recomienda igualmente el aumento del IVA y la adopción de nuevas medidas “austeritarias”: el retraso de la edad de jubilación, el control del gasto en las Comunidades, el endurecimiento de las prestaciones por desempleo, la eliminación de la desgravación por vivienda y la reducción del volumen de la Administración Pública. Todo antes de 2013. Ya que no se puede devaluar el euro, se trata de devaluar a todo un país, rebajando su nivel de vida entre un 20 y un 25%...
Por su parte, la canciller alemana exige que España continúe con las profundas reformas económicas y fiscales. A pesar de la canina fidelidad que le manifiesta Rajoy, Merkel se opone con uñas y dientes a cualquier medida del Gobierno que suponga para España ceder en el camino de la austeridad y de las reformas estructurales.

El Cuarto Reich

Berlín quiere aprovechar el “shock” creado por la crisis y la posición dominante de Alemania para conseguir un viejo objetivo: la integración política de Europa bajo las condiciones germanas. “Nuestra tarea hoy –declaró Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán– es compensar lo que no se hizo [cuando el euro fue creado] y acabar con el círculo vicioso de la deuda eterna y de no cumplir las normas. Sé que es arduo, que es doloroso. Es una tarea hercúlea, pero es inevitable.” Algunos comentaristas hablan ya del IV Reich...
Porque, si se produce el “salto federal” y se avanza hacia una unión política, eso significa que cada Estado miembro de la UE tendrá que renunciar a considerables partes de su soberanía nacional. Y que una instancia central podrá interferir directamente en los presupuestos y los impuestos de cada Estado para imponer el cumplimiento de los acuerdos. ¿Cuántos países están dispuestos a abandonar tanta soberanía nacional? Si ceder parte de la soberanía es inevitable en un proyecto de integración política como la Unión Europea, sin embargo existe una diferencia entre federalismo y neocolonialismo... (4)
En los Estados sometidos a rescates –España, entre otros– estas importantes pérdidas de soberanía ya son efectivas (5). Desmintiendo a Rajoy, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, afirmó que la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) controlará la reestructuración de la banca en España (6). Esa troika gobernará la política fiscal y macroeconómica para seguir imponiendo reformas y recortes y para asegurar la prioridad del cobro de la deuda que los bancos españoles tienen con la banca europea, y principalmente alemana (7). España dispone pues, desde junio pasado, de menos libertad, menos soberanía de su sistema financiero y menos soberanía fiscal.
Todo ello sin ninguna garantía de salir de la crisis. Al contrario. Como lo recuerdan los economistas Niall Ferguson y Nouriel Roubini: “La estrategia actual de recapitalizar los bancos a base de que los Estados pidan prestado a los mercados nacionales de bonos —o al Instrumento Europeo de Estabilidad Financiera (IEEF) o a su sucesor el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)— ha resultado desastrosa en Irlanda y Grecia: ha provocado una explosión de deuda pública y ha hecho que el Estado sea todavía más insolvente, al tiempo que los bancos se convierten en un riesgo peor en la medida en que una parte mayor de la deuda pública está en sus manos” (8).
Pero entonces, si no funcionan ¿por qué se mantienen esas sádicas políticas de “austeridad hasta la muerte”? Porque el capitalismo se ha puesto de nuevo en marcha y se ha lanzado a la ofensiva con un objetivo claro: acabar con los programas sociales del Estado de Bienestar implementados después del final de la Segunda Guerra Mundial y de los que Europa es el último santuario.
Pero, como decíamos más arriba, debería ir con cuidado. Porque las “masas” están rugiendo...

1. Véase Conn Hallinan, “Spanish Austerity Savage to the Point of Sadism”, Foreign Policy in Focus, Washington, 15-6-12, http://www.fpif.org/blog/the pain in spain falls mainly on the plain folk
2. Véase Ignacio Escobar, “Las siete grandes mentiras sobre el rescate español”, Rebelión, 12-6-12.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151211
3. El País, Madrid, 15-6-12.
4. Véase Niall Ferguson y Nouriel Roubini, “Esta vez, Europa está de verdad al borde del precipicio”, El País, 10-6-12. Véase también, Ignacio Ramonet, “Nuevos protectorados”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Nº 153, marzo de 2012.
5. Una prueba de la mentalidad de neocolonizados es el esperpéntico proyecto Eurovegas que se disputan las Comunidades de Madrid y de Cataluña, basado en la especulación urbanística y financiera, y asociado al “aumento del blanqueo de capitales, la prostitución, las ludopatías y las mafias”. Consúltese la plataforma Aturem Eurovegas: http://aturemeurovegas.wordpress.com
6. El País, 14-6-12.
7. Vicenç Navarro, Juan Torres, “El rescate traerá más recortes y no sirve para salir de la crisis”, 15-6-12,
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=151370
8. Ver la nota 4.



Notas relacionadas

Grecia enfrenta su decisión final, por Costas Lapavitsas, Edición Nº 156, junio de 2012

Golpe de Estado europeo, por Raoul Marc Jennar, Edición Nº 156, junio de 2012

Salir de la austeridad, por Ignacio Ramonet, Edición Nº 155, mayo de 2012

Argentina 2001, Grecia 2011, por Maurice Lemoine, Edición Nº 154, abril de 2012

Nuevos protectorados, por Ignacio Ramonet, Edición Nº 153, marzo de 2012

* Director de Le Monde diplomatique, edición española.

© Le Monde diplomatique, edición española

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