LA ALEGRÍA PERONISTA

sábado, 25 de febrero de 2012

Los responsables de la inflación

LA ÚNICA CONCENTRACIÓN QUE HABÍA ACÁ ERA LA DE LAS 
VECINAS QUE CRITICABAN  A LAS OTRAS VECINAS, 
Y SE OLVIDABAN QUE HABÍA QUE COMPRAR...


Por Roberto Navarro La concentración en la cadena de producción como factor importante en el aumento de precios. Empresas con posiciones dominantes y formadores de precios.




 
El queso Pategrás Sancor concentra el 78 por ciento del mercado; entre 2007 y 2011 aumentó su precio un 256 por ciento.
El azúcar del Ingenio Ledesma, el del Ingenio Concepción y el del San Martín del Tabacal acaparan el 82 por ciento del azúcar que se vende en el país; en los últimos cuatro años incrementaron sus precios un 204 por ciento.
El aceite Cocinero, de Molinos Río de la Plata, y Natura, de Aceitera General Deheza, concentran el 71 por ciento del mercado de aceites. Ambos aumentaron un 172 por ciento desde 2007.
Los datos surgen de un informe de la Secretaría de Defensa de la Competencia al que accedió Debate. Son monopolios y oligopolios que impusieron sus marcas, compraron o sacaron del mercado a la competencia y, hoy, sin competidores a la vista, violan la Ley de Defensa de la Competencia, acuerdan precios de venta, que no tienen que ver con los costos sino con una fuerte demanda de la clase media que los acepta y los convalida.
Son los responsables de la inflación.
Los economistas heterodoxos afirman que la inflación está relacionada con un fuerte aumento de la demanda que no es correspondida con un incremento de la inversión y, por lo tanto, de la oferta, que equilibre el mercado. Es cierto, pero el desequilibrio no es tan importante como para justificar la actual escalada de precios, ya que la inversión viene creciendo más que el consumo en los últimos dos años. Los ortodoxos afirman que la fuerte suba del gasto público disparó la inflación. Tienen parte de razón, pero sólo parte, porque el país tiene un déficit fiscal muy pequeño, que no justifica la actual inflación.
En un mercado de competencia, los pequeños desequilibrios macroeconómicos podrían generar, como máximo, una inflación cercana al 10 por ciento. Así ocurre en decenas de países del mundo; el resto corre por cuenta de los formadores de precios.
¿Qué es un formador de precios? Una empresa o dos o tres que concentran más del 50 por ciento del mercado. Una participación que les da poder frente a sus clientes. Un supermercado no puede dejar de tener aceite Cocinero, porque sus clientes se lo demandan. Tampoco puede prescindir del aceite Natura. Cuando ambas empresas se reúnen y deciden aumentar sus precios de manera similar, aunque sean mucho más caros que el resto de los aceites, el supermercado los tiene que comprar. Así forman precios a su antojo. Pero esa reunión en la que acordaron precios se llama cartelización y está penada por la Ley de Defensa de la Competencia (ver aparte).
Este cronista sigue los precios de 50 productos de alto consumo, anualmente, desde 2002, en la sucursal de la cadena de supermercados Coto ubicada en Salguero y Honduras, en la Capital Federal.
El aceite Cocinero mezcla, de un litro, en botella de PBC, costaba 3,51 pesos en febrero de 2011; esta semana se vende a 4,57, un incremento del 30 por ciento en un año. El aceite Natura de 1,5 litros en botella de vidrio pasó en el mismo período de 5,50 a 7,35, un incremento del 33 por ciento. Estos aceites mezcla se producen sobre la base de soja y girasol. En el último año, ambas oleaginosas vieron caer su precio un 18 por ciento. Es decir que los líderes del mercado, que manejan el 71 por ciento de las ventas de aceite mezcla del país, acordaron subir sus precios aun en momentos en los que sus costos bajaron.
Las empresas líderes aprovechan el fuerte aumento del consumo para realizar estas maniobras de cartelización. Cuentan con que en la Argentina no existe un movimiento social de defensa del consumidor como se da en otros países. Las ONG locales que se ocupan del tema se manejan con presupuestos austeros que no les permiten llevar adelante campañas de concientización que adviertan a la sociedad del abuso de posición dominante de las grandes compañías, que generan una enorme transferencia de recursos desde toda la sociedad hacia sus arcas. Tampoco el Estado ha avanzado en el tema.
Los insumos de uso difundidos son los que se utilizan para fabricar miles de productos. Es decir, forman parte de los costos de la mayoría de los bienes que se producen en el país.
Petrobras e YPF producen el 90 por ciento de la petroquímica Tolueno, el producto petroquímico del que deriva el plástico. Ese insumo se utiliza para elaborar envases para gran parte de los bienes de consumo. PBB Polisur acapara el 93 por ciento de la petroquímica Etileno. El 84 por ciento de la chapa laminada en caliente lo produce Siderar; la misma empresa produce el 99 por ciento de la chapa laminada en frío. Con este insumo se fabrican vehículos, tractores, hojalata para envases, heladeras, lavarropas, cocinas y otros electrodomésticos. Acindar produce el 58 por ciento del hierro redondo. Loma Negra y Minetti concentran el 81 por ciento de la producción de cemento. Bayer y Aventis concentran el 88 por ciento de la producción de agroquímicos.

CONCENTRACIÓN
La concentración económica comenzó con la última dictadura militar en 1976 y se profundizó durante el gobierno de Carlos Menem. La desconcentración de los mercados es complicada. En el Gobierno explican, con razón, que para un país en vías de desarrollo de-
sarmar estas grandes empresas es perjudicial, porque el país necesita de compañías competitivas a nivel internacional. La solución, entonces, es el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas para que compitan con las grandes en el mercado local. Para lograrlo, debería ser instrumentado un programa de desarrollo de PyMES con un amplio plan de créditos a tasas subsidiadas, un plan de estímulo al uso de tecnologías de punta, en el que se incluyan a las universidades, y gravámenes impositivos diferenciales, entre otros elementos que conformen un plan integral de desarrollo PyME. En la Argentina aún no ha sido creado un ministerio PyME.
Los monopolios no nacen; se hacen. Molinos Río de la Plata es líder en casi todos los productos que comercializa. Su estrategia fue comprar marcas líderes. El mercado de fideos estaba totalmente atomizado. Molinos compró Favorita y luego Manera, y las sumó a Blancaflor. Ahora es líder con el 45 por ciento del mercado. En 2007, adquirió el Grupo Estrella, que produce la yerba de mayor venta, Cruz de Malta, y el arroz líder, Gallo. Molinos ya tenía la yerba Nobleza Gaucha y el arroz Máximo. Así se hizo líder también en arroz y en yerba. En todos los casos, la estrategia fue la misma: primero presiona a su competidor  vendiendo su marca por debajo del costo, para que pierda dinero y mercado; luego le hace una oferta imposible de rechazar.
La otra forma es eliminar directamente a la competencia. Por un lado, presionan a los clientes advirtiéndoles que, si le compran a la competencia, dejarán de entregarles productos. Como el comercio no puede prescindir de la atención de una gran empresa, deja de comprarle al competidor. Por otra parte, presionan a los proveedores de insumos, amenazándolos con dejar de comprarles si les venden a la competencia. Prácticas ilegales, penadas por la Ley de Defensa de la Competencia, pero difíciles de comprobar en la justicia, porque clientes y proveedores les temen.
Hay prácticas peores que las mencionadas para eliminar a la competencia. En el mercado se conocen historias de incendios de fábricas y depósitos de pequeñas empresas que compiten con las grandes, empleados infiltrados que sabotean la producción, continuos robos de camiones a una misma empresa, persecución policial y municipal y otros ataques que han servido para despejar el camino hacia el monopolio de grandes compañías del país.
En los últimos ocho años, la economía argentina creció a un ritmo del nueve por ciento anual. A la vez, con creación de empleo, aumento del salario mínimo, paritarias, mayor cobertura jubilatoria, 18 aumentos previsionales y la creación de la Asignación Universal por Hijo generó una importante distribución del ingreso. Con crecimiento y distribución, el consumo se disparó. Los monopolios y oligopolios aprovechan esa situación para subir sus precios, desentendiéndose de los costos. Así generan una transferencia de recursos que restringe el alcance social del modelo de desarrollo con inclusión.


El negocio de la inflación
A fines de 2007, el patrimonio neto de Molinos Río de la Plata era de 1.218 millones de pesos. En cuatro años, la empresa ganó 1.049 millones de pesos netos, luego del pago del impuesto a las ganancias. Prácticamente, duplicó su patrimonio en cuatro años. Utilidad imposible de conseguir en un país con mercados de competencia.
Yerba Nobleza Gaucha, rebozador para milanesas Preferido, harina Favorita, aceite Cocinero, bizcochuelo Exquisita, Vitina, son algunas de las marcas líderes en el mercado de Molinos. La compañía controlada por la familia Pérez Companc tiene presencia en la mayoría de los rubros de alimentos elaborados que se comercializan en el país. Y en todos los que participa es número uno.
La mayor queja pública de los empresarios es la inflación. Pero son ellos quienes la generan. Los más grandes, en realidad. Esa suba constante de precios, que pueden ejecutar gracias a la posición dominante que ostentan en los mercados, genera inflación y reorienta hacia sus arcas buena parte de la mejora que consiguen los trabajadores con sus aumentos salariales nominales.
Arcor tenía, en 2007, un patrimonio neto de 1.449 millones de pesos. En cuatro años, ganó 1.440 millones. Arcor es el doble que hace cuatro años. Y sus utilidades van en aumento. En 2011, incrementó sus ganancias en un 34 por ciento con respecto a 2010.
Con sus marcas Arcor, Salsati y La Campagnola, la compañía alimentaria lidera el rubro de alimentos enlatados, como tomates al natural, arvejas, duraznos, atún y lentejas, entre otros. Con la compra de La Campagnola, en 2006, también es la firma de mayor participación en mermeladas tradicionales y en las de bajas calorías. Además, con sus marcas Tofi, Cofler y Mentoplus, entre decenas, maneja cómodamente el mercado de las golosinas. También participa en el 47 por ciento de las ventas de helados de marca.
Loma Negra, la principal cementera del país, incrementó sus despachos en 2011 un 15 por ciento; pero, debido al fuerte incremento de sus precios, sus utilidades crecieron un 43 por ciento con respecto a 2010. El año pasado, la cementera ganó la friolera de un 45 por ciento sobre su patrimonio. Hablando en plata: en 2010 contaba con un patrimonio de 733 millones de pesos y en 2011 ganó 334 millones. Lo logra porque maneja el 72 por ciento del mercado.
El balance anual cerrado por Aluar el 30 de junio de 2011 dice textualmente: “La producción total de aluminio en el ejercicio económico que se reseña fue de 270.647 toneladas, volumen que es similar al obtenido en el ejercicio anterior y representa una utilización de la capacidad instalada del 97,6 por ciento. Las ventas totales de la compañía alcanzaron las 285.033 toneladas, volumen que superó en un 9,1 por ciento al del ejercicio previo al comentado”. Pese al estancamiento en la producción y al escaso aumento de las ventas, Aluar aumentó sus utilidades en un 42 por ciento. La compañía produce insumos de uso difundido, como aluminio para la construcción, el sector automotor, los envases para alimentos y varios rubros de la actividad económica.

Es posible detener el abuso
En la Argentina existe una Ley de Defensa de la Competencia que tipifica claramente el abuso de posición dominante.  En 1994, Carlos Menem envió al Congreso una modificación a la ley antimonopolio a favor de estas compañías. De ahí en más, cada vez que hubo una denuncia contra los monopolios y oligopolios por abuso de posición dominante, éstos se defendieron tomándose de la ley más benigna.
Hasta su muerte, el brillante economista Iván Heyn estaba trabajando en un proyecto de ley moderno para judicializar las prácticas abusivas. La concentración económica no es sólo un problema local; es mundial. Pero muchos países encontraron formas de atenuarlo.
En 2007, la Unión Europea (UE) multó a la empresa Siemens con una suma de 396,6 millones de euros por acordar precios con otras nueve empresas que producen equipos para redes eléctricas. Entre todas, tuvieron que abonar a la Comisaría de la Competencia Europea casi 1.000 millones de euros por ponerse de acuerdo en una licitación de interruptores de gas. Entre las otras nueve figuraban empresas de la envergadura de Hitachi y Toshiba.
Antes, la misma Comisaría había multado con 790,5 millones de euros a un cartel de laboratorios que fabrican vitaminas. En 2004, la UE multó a Microsoft por una suma de 497 millones de euros, por considerar excesivos los precios que cobra por la información técnica que está obligada a brindar para hacer que Windows sea compatible con los demás servidores. Como la empresa no cambió su actitud, en 2005 volvió a multarla por un monto de 280 millones. También Brasil multó a Microsoft por un monto equivalente al 30 por ciento de sus ventas del último año por abuso de poder dominante: absorbió así toda su ganancia anual. México multó a Coca Cola con 35 millones de dólares por prácticas monopólicas, por obligar a los comercios a no vender otras gaseosas y así poder manejar el precio en el mercado.
El Tribunal de Defensa de la Competencia española sancionó en 2009 a Endesa con una multa de 900 mil euros por abuso de posición dominante en el mercado eléctrico en Mallorca. También las autoridades surcoreanas utilizaron el mismo criterio al multar con 19 millones de euros a la compañía de automóviles Hyundai, sexto fabricante de autos en el mundo, por cancelar contratos a concesionarios que no cumplieron “desmesurados” objetivos de venta establecidos por la empresa. Los franceses multaron a Telecom por sus tarifas “excesivas” en la venta de su fichero de abonados. Y los alemanes sancionaron a la misma empresa con 12,6 millones de euros por obstaculizar la competencia en el mercado cobrando un precio “excesivo” a la hora de ofrecerles acceso a su red telefónica.
Respecto de la telefonía, en 2005, el tribunal español impuso la mayor multa cobrada en la historia ibérica. Sancionó a Telefónica con 57 millones de euros por obstaculizar gravemente la competencia al poner trabas en el proceso de selección de llamadas a sus abonados.

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