LA ALEGRÍA PERONISTA

domingo, 31 de julio de 2011

¡Bienvenido el debate! (por Enrique Masllorens).


Enrique Masllorens

¡Bienvenido el debate! Y cuanto más punzante y frontal, mejor. A todos nos hace bien. Quedarnos en la shakesperiana y trágica duda del “ser o no ser” o en el “mucho ruido y pocas nueces” del bardo inglés, no aporta demasiado y los resultados electorales en algunos distritos confirman esta hipótesis. Pasarse facturas con cara de “yo no fui”, no parecen actitudes de gente de bien. Y si la duda es y debe ser la jactancia de los intelectuales y parte de su razón de ser, la realpolitik debe pasar por otros carriles, recoger esas y otras experiencias, sumar, decidir y conducir. Como dijo Cristina hace años en un debate televisivo con David Viñas: “Yo soy política y por eso mi obligación es ser optimista”. La convicción y la voluntad de construir y afianzar el bien común es el único motor y el combustible de los que en nuestros 200 años de historia han luchado, escrito, dado testimonio y hasta su propia vida por la emancipación nacional y la justicia.

El viernes pasado, el economista Daniel Rodríguez Paz en su columna editorial de Tiempo Argentino, nos interpela a todos y a cada uno de los que integramos, apoyamos y militamos el proyecto nacional y popular que conduce Cristina Fernández de Kirchner y -que como bien aporta en la misma edición mi admirado Alberto Daneri- recuerda que las conquistas de este modelo son herederas del legado de Perón. Y lo remarco porque -tal vez- algunos de los problemas circunstanciales que atravesamos, devienen de cierto intento de ocultamiento de las bases y orígenes del gobierno que defendemos, de indubitable ADN peronista.

Disiento con Rodríguez Paz en su simplificación y reduccionismo al equiparar política con campaña política. No creo tampoco que “los intelectuales que acompañan al Movimiento Nacional sean tan ignorantes de confundir permanentemente la política con la ideología”. Hay aquí otro reduccionismo: decir que aquellos intelectuales con más exposición y espacio mediático son todos los intelectuales. Buenos Aires no es toda la Argentina. Y además, hay vida intelectual fuera de los márgenes difusos de Carta Abierta y de 6 7 8, dicho esto con el mayor de los respetos y afecto por todos los que integran esos espacios que cumplen un rol muy importante.

Discrepo también con la idea de la no confiabilidad y la caracterización de pasquines que le endilga a los pocos medios “nuestros”, el columnista de marras. La política que Daniel Rodríguez Paz exige que se tenga en cuenta, se basa -entre otros tópicos- en hacer un buen diagnóstico de la correlación de fuerzas, en conocer y no menospreciar el poder de fuego y las armas con las que cuenta el poderoso adversario y actuar en consecuencia. ¿En cuáles otros medios que no sean los “nuestros” se podría haber iniciado este tipo de debates enriquecedores, que nos hacen confirmar o modificar el andamiaje táctico y nos ayudan a mejorar nuestras decisiones? ¿En qué otros lugares se puede contrarrestar el monocorde, falaz y mal intencionado discurso del poder concentrado y sus acólitos de la clase política mezquina? ¿No es en estos medios donde quienes son bombardeados por las operaciones de desinformación pueden tomar nota de otras voces, otros enfoques, otros caminos y poder acopiar o discutir argumentos para cuando nos relacionamos con los que están ahítos de la perorata monopólica?

Hay también en la nota del economista elementos sustantivos expresados duramente, que abren la discusión y el análisis que muchas veces evitamos porque, dadas la circunstancias de lucha constante que arrastramos desde la época de la 125, no encontramos el momento justo o de calma para barajar y dar de nuevo. Es por eso que cargar las tintas en los pensadores, escritores, periodistas o editores, no suena apropiado. Es precisamente la política, o algunos políticos quienes deberían tomar cuenta de las opiniones y aportes y sugerencias del campo intelectual, pero sintetizarlos, confrontarlos con la realidad de la calle, de los barrios, de los hombres y mujeres de a pie y reales. Una campaña profesional y efectiva no es encontrar solamente un par de frases felices, un decálogo de promesas, otro tanto de denuncias y unas buenas fotos para los afiches. Una campaña eficaz es ir midiendo científicamente y con las herramientas de las ciencias sociales, cuál es el efecto de lo que se va proponiendo a la ciudadanía e ir modificando a partir de esas comprobaciones la orientación o el cariz de la campaña. Y esto no significa bajar banderas. Las banderas se izan cuando la fuerza que las porta llega al poder ganando las elecciones. El general Perón decía que las elecciones son meramente un tema cuantitativo. Si estamos convencidos de nuestro proyecto y de nuestros ideales hay que ganarlas.

Coincido con Rodríguez Paz en que la insistencia en poner en el centro de la escena a Clarín, a Macri o a Del Sel, no ha redituado lo que se suponía, porque han conseguido sacar provecho de su papel de víctimas.

La provocadora -en el mejor y el peor de los sentidos- nota de DRP, es un apreciable y muy bienvenido puntapié inicial para revisar -por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires- el qué hacer, la metodología y el enfoque para llegar a sumar a muchos más al tren de la victoria del movimiento nacional.

Tendremos que empezar a conjugar en serio el verbo y la construcción que nos propusieron y llevaron adelante Néstor y Cristina: incluir es la tarea. No creer que los actores, los músicos y los libros que nos gustan son la única representación de la cultura. Que lo que nos hace gracia o nos conmueve es lo bueno y lo que no, es grasa o despreciable. Dejar de repetir consignas cuasi elitistas como “la cultura está con nosotros”. Integrar -y perdón por la insistencia en mis notas- a otras manifestaciones como la música tropical, el folclore de los muchos provincianos que viven y votan en Buenos Aires, el tango de los cantores populares, el baile de los milongueros, las expresiones barriales, las murgas.

Creo que por todo esto, hay que volver a Perón y a Evita.

Enrique Masllorens
Periodista y dirigente porteño
(“Tiempo Argentino” 31.07.2011)

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