LA ALEGRÍA PERONISTA

sábado, 23 de octubre de 2010

YA TIENEN EL MUERTO QUE QUERÍAN, DIJO CRISTINA

de Eva Row

22 DE OCTUBRE DE 2010



Es una frase con valor agregado. La Presidenta no dijo, como Duhalde cuando mataron a Cabezas: "me tiraron un muerto". Es que el idioma y la profundidad de pensamiento de Cristina es otra cosa que lo que se dio durante el menemismo. En aquella década hubo un descenso en la complejidad del pensamiento oficial que llegó a los subsuelos, donde la simplicidad y la brutalidad se dieron la mano. "Me tiraron un muerto", es la alocución de un gangster.


"Ya tienen el muerto que querían", en cambio, es una frase inteligente, interactiva, que actúa como frontón contra pelotita. Te la devuelve. Paf! ¿Quiénes querían el muerto? El frontón redirige la pelotita hacia la cabeza de Morales Solá, el que reclamó un muerto. Está en el archivo del programa 6,7,8, que nos refresca la memoria con los dichos de este Rasputín del periodismo.

Morales Solá habla por boca de Magnetto, aliado de Biolcati. Ambos llevaron adelante la guerra destituyente del "campo", término bucólico aplicado en estrategia manipulatoria de Clarín-TN, para estrujar los corazones patriotas y embucharse a la opinión pública. Guerra que quería domesticar la irreverente democracia argentina comandada por Cristina, y volverla como en todo tiempo anterior, subordinada al "campo".

Biolcati, apenas si sabe hablar, pero tiene tres aviones. Uno para la mujer, otro para él, y el tercero, "es el viejo de la mujer que acaba de cambiar pero lo va a vender". Acabamos de describir a una aristocracia asquerosamente rica, egoísta y ciega de poder. Ellos son los que querían el muerto.

La Presidenta completa el concepto con la frase "prefiero pagar el costo político, este gobierno no va a reprimir la manifestación social". Se reafirma en su política y va por la cabeza del sindicalista Pedraza. Se van a tener que hacer cargo del muerto. El costo político lo van a pagar ellos. Y muy caro.

Haciendo un balance al fracaso de la oposición podemos contabilizar que: Quisieron domesticar la irreverente democracia de Cristina, pero no pudieron. La guerra destituyente del "campo" fue aplastada hasta llegar al olvido. Las Fuerzas Armadas no hacen más golpes de estado, definitivamente.

Cristina se sostuvo a pesar de la derrota en las últimas elecciones. Pudo gobernar, pudo luchar contra todos los palos que le pusieron a la rueda. Algunas encuestas están dando ya la posibilidad de que la fórmula kirchnerista obtenga los votos suficientes como para evitar el ballotage.

El reciente clamor desesperado a Scioli, dado por Grondona casi como ultimátum, no da señal de haber surtido efecto, y muestra el ahogo y la desesperación de la oposición al oficialismo nacional. Como buena mafia que son "tiraron un muerto" del que se van a tener que hacer cargo.

Vienen tiempos difíciles. La desesperación opositora buscará algún otro recurso para evitar que Cristina sea reelegida. Ellos han sido capaces de lo peor, lo son, y lo serán. La Argentina no es un jardín de rosas. Es un campo de soja. Con precios en alza.

Pero también es un sueño elaborado en las aulas de la escuela pública del pasado. Somos hijos o nietos, o bisnietos de inmigrantes que llegaron y se quedaron. Somos hijos o nietos de argentinos que vivaron o execraron a Perón. Muchos de los descendientes de los que lo execraron hoy lo ven con otros ojos cuando miran para atrás. Lo ven a través del cristal del kirchnerismo, una versión aggiornada del peronismo auténtico.

Vienen tiempos difíciles. Los kirchneristas somos como pasajeros felices viajando en mar indómito, muy confiados porque nos pensamos comandados por un experto capitán.



Nota publicada en "POLÍTICA ARGENTINA"

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