LA ALEGRÍA PERONISTA

viernes, 20 de agosto de 2010

Portabilidad numérica: el populismo al mango. :-)








Por Matías, el 20 de Agosto de 2010.









En primera instancia la portabilidad numérica puede parecer una frivolidad o una nimiedad para algunos. Sin embargo hay que entender que aplicarla es hacer populismo al mango: ésta es la materia prima de las cadenas de significantes equivalenciales, sarasa. En la Argentina, las líneas fijas son privilegios de la clase media; los sectores más humildes solamente usan telefonía móvil, más dúctil en cuanto a sus costos fijos. Y no solo ellos: los jóvenes y todo tipo de habitante en situación irregular, en un sentido amplio, no cuentan más que con celular.

Si miramos la vereda de enfrente, por otro lado, las empresas de telefonía móvil son de las que más plata sacan, gracias a una situación oligopólica que les permite modificar prácticamente a antojo las condiciones de mercadeo de su servicio. Esta sola razón es de por sí suficiente para poner un freno al poder desmesurado que acumulan.

No puede ser, por tomar un caso típico, que alguien que esté en desacuerdo con un cambio tarifario repentino y caprichoso que implementa una compañía tenga que perder todos sus contactos laborales, y por qué no sentimentales, si no está dispuesto a aceptar las nuevas condiciones. La no portabilidad, por otro lado, frena la renovación tecnológica: para acceder a un equipo nuevo a un precio de este planeta por lo general hay que suscribirse a un plan nuevo, lo que implica otro número. Solo a talibanes como quien suscribe no se le ocurre cambiar su Nokia 1100 desde 2002 debido a esta razón, pero en el resto de los casos opera como un factor de costo que lleva a todo el mundo a apuntar a un modelo inferior. En todo caso, digamos, la portabilidad numérica no perjudicará al consumo.

Y no olvidemos tampoco la posibilidad a medio plazo de salir de la golden cage que representa hacer encuestas sobre líneas fijas, concentradas generalmente en medios urbanos y clases medias, ¿no Artemio? Más allá de esto, imagínense las posibilidades en términos de comunicación que permitiría el contar con un directorio nacional de telefonía móvil, por ejemplo. Si se fracturan las condiciones oligopólicas del mercado, la mejora en el servicio podría llevar -además de a la obvia baja en las tarifas- a mejores servicios, como por ejemplo una efectiva banda ancha móvil que, por tomar el caso de Claro, no haga recordar al viejo módem de 28800 baudios. Entrar en el siglo veintiuno. Y después los peronistas atrasan.

Gestión, gestión, gestión. Éste es el plano en que el Gobierno nunca debe olvidarse de impulsar medidas porque acá se traccionan apoyos aritméticamente. Nadie te va a meter un voto porque le des la propiedad de su número de celular, pero el efecto sinergia que eventualmente logre eso se va a armar en esta dimensión. No hay que dejarle a la derecha jamás, pero jamás, las pequeñas cosas. Porque si el tema es mejorarle la vida a la gente, “la cosa” forzosamente incluye este plano de problemas cotidianos y -estúpidamente, arcáicamente- concebidos como faltos de ideología. Si pretendemos ser modernos, treinta años después de Foucault, no puede ser que sea el macrismo el que esté construyendo significado… en los troncos de los árboles.

Los grandes temas se atienden solos. Los pequeños, los que “definen las batallas”, como la humedad de la pólvora en aquel promontorio perdido a manos de los zarpos, en la segunda parte de El Eternauta, son los que hay que atender. Lejos de actuar con reticencia y apurados por la Justicia, acá hay que avanzar a paso firme. Hay que tener una alarma en el celu, un post-it, un imán en la heladera, cualquier cosa, que nos haga acordar siempre que si no lo estamos dando bola a esto nos está faltando hacer algo.

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Matías: Estudiante malabarista de la ingeniería y la filosofía (no es metáfora). Rosarino fundamentalista. Cinéfilo. Jodido. Es metafísicamente incompatible con la poesía, así que no insista.

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