LA ALEGRÍA PERONISTA

domingo, 18 de julio de 2010

Discurso de la Presidenta por el Día de la Independencia

LUNES 12 DE JULIO DE 2010

Discurso de la Presidenta por el Día de la Independencia


PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 194
ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL, EN LA CIUDAD DE SAN MIGUEL DE TUCUMÁN

Tucumanos y tucumanas: estoy muy feliz de estar una vez más aquí conmemorando, junto a todos ustedes, un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia Nacional.

Hace unos instantes, escuchaba a José, el Gobernador, recordando aquellos momentos en donde con mucha valentía y con muchos peligros, los argentinos decidieron, con voluntad política, declarar la independencia.

En ese momento, los peligros eran de carácter militar; el invasor colonial quería volver a restituir su colonia aquí porque allá en Europa estaban resurgiendo nuevamente todas las monarquías. Había que apurarse a declarar la independencia.

Yo estuve aquí la primera vez como Presidenta en el año 2008 y recuerdo también que hablé de la necesidad de construir una nueva independencia en la República Argentina. Porque de aquella independencia política, de aquella constitución como país, luego vinieron otras dominaciones a través de la economía, a través de la cultura, que durante doscientos años sostuvieron a los tumbos un país que iba de un lado a otro y que en cada bandazo, millones de argentinos quedaban afuera sin trabajo, sin educación, sin vivienda, sin seguridad, sin salud.

Por eso decía que era necesario profundizar este trabajo de recuperación nacional, de recuperación de la dignidad nacional comenzado el 25 de mayo de 2003, permitiéndonos construir un proyecto político que, finalmente, liberara todas nuestras fuerzas como país para construir una sociedad más justa, más igualitaria, una sociedad donde la gente tuviera derecho al acceso al trabajo, a la educación.

Ese hombre de pelo gris que está sentado al lado mío, solía decir que él estaba saliendo del infierno junto a todo su pueblo. Y yo creo que fue así y que a mí me tocó la segunda etapa, la de construir los instrumentos de solidez que permitan que ese proceso de recuperación económica, de recuperación de la dignidad nacional, del trabajo no fuera solamente un momento fugaz como los que hemos tenido en la historia.

Cuando veo a nuestros chicos, a nuestros estudiantes recibir una computadora en lugar de un par de zapatillas o una bolsa de comida, siento que estamos ganando esa batalla. (APLAUSOS) Cuando los veo también sacarme fotos con sus celulares, casi un artículo de lujo allá por los años 2000, 2001, cuando ayer, luego de pagar este año 2.700 millones de dólares de deuda defaulteada, no por nosotros, sino por otros gobiernos, y llegar nuevamente a 50.000 millones de dólares que nos dan solidez a todos los argentinos, tranquilidad para que no especulen y vayan contra el dólar, esa cosa loca de toda la vida, de todos los años, donde seguir con el trabajo dependía si bajaba o si subía, si devaluaban o no devaluaban, pueden parecer cuestiones macroeconómicas. Pero cuando estas se desbocan y pasan en la vida cotidiana de todos y cada uno de los argentinos, me voy rectificar, en todos no impacta igual, en los meros impacta maravillosamente porque se llenan los bolsillos de dinero, pero en las grandes mayorías populares, se llenan de miseria y de hambre. (APLAUSOS)

Por eso era necesario seguir consolidando el proceso de desendeudamiento. Durante décadas, la deuda externa constituyó el peso y la restricción más terrible que tuvo el crecimiento y las posibilidades de igualdad de los argentinos.

Ahí están los documentos de todos los partidos políticos de la Argentina, documentos de la Iglesia, documentos de la Confederación General del Trabajo, colocando precisamente este problema de la deuda como uno de los problemas estructurales y clave. Y aquí estamos nosotros pudiendo dar cuenta de las políticas que hemos llevado adelante para lograr construir mayor independencia económica.

Ya no se trata de la batalla contra los ejércitos que tenía Belgrano aquí en Tucumán, en Salta o el éxodo jujeño; ya no cruzamos la Cordillera con San Martín para liberar a los hermanos chilenos. Ahora la tenemos que cruzar para profundizar los lazos de vinculación, solidaridad y cooperación entre todas las naciones de la UNASUR para construir un proyecto regional sin el cual es imposible pensar en un gran proyecto nacional. (APLAUSOS)

Y estamos dando esa batalla aunque muchas veces no nos entienden. Yo me acuerdo que en diciembre, cuando dijimos de la necesidad de utilizar las reservas para poder pagar la deuda, todo lo que pasó y vivimos en ese momento, porque sino era volver recurrir a la usura internacional, a esa que nos esquilmó durante décadas, donde pagábamos y cada vez que pagábamos o renegociábamos, más debíamos.

Hoy hemos reducido notablemente esa deuda, como nunca en toda nuestra historia.

Esta última parte del canje nos hace llegar a casi el 93 por ciento de la refinanciación total de la deuda defaulteada con una quita nunca vista en la historia. Eso es construir independencia. También lo es, cuando decidimos en otro paso estructural y fundacional recuperar los recursos de los trabajadores, de los aportes de los trabajadores que habían sido pasados al mundo privado.

Yo les pido por un instante, piensen ustedes, qué hubiera pasado con esos recursos si en un mundo en crisis, como el que vivimos en el año 2009 y parte de este 2010 como está viviendo el mundo, esos recursos hubieran quedado en manos del sector privado. Ni sueñen, porque podríamos haber abordado una ley de movilidad jubilatoria que, junto a todos los aumentos que dio el anterior gobierno nos ha permitido en menos de un año dar tres aumentos, por más del 30 por ciento, estando pendiente aún el aumento de septiembre. (Aplausos) Eso es también construir independencia porque estamos desarrollando un sólido mercado interno que nos coloca un poco más afuera de los avatares del mundo que vemos que están viviendo, en los países que siempre nos exhibieron a nosotros, los argentinos como modelo. Nosotros éramos los atrasados, los que no entendían. Ellos eran el modelo a imitar. Siempre hemos sostenido desde este proyecto político y desde mi historia como militante, la necesidad de que todos los argentinos -todos los argentinos- podamos construir un proyecto de nación que nos incluya, con nuestras diferencias, y no hace falta pensar exactamente igual. Pero cómo no vamos a estar de acuerdo en las grandes directrices que tiene que tener una nación en la inclusión social, en que los que tienen más aporten más, en que terminemos con las asimetrías regionales que tanto mal le han hecho al país y que han condenado a amplias regiones de nuestro país, como el NEA y el NOA a atrasos seculares.

Por eso, cuando decidimos que el Estado volviera a recuperar la iniciativa en los que son los recursos de los trabajadores que en definitiva, son los trabajadores, estamos decidiendo también por mayor grado de independencia. De la misma manera que cuando se creó la asignación universal por hijo, independizar a la gente también para que pudiera tener el ingreso por su hijo sin necesidad de pasar por el favor de un político, sea de una Unidad Básica, de un Comité, de un Centro Cívico o de lo que fuera, porque a la hora del clientelismo no hay mejor política que dar trabajo a todo el mundo y que nadie dependa de nadie. (Aplausos)

Esta construcción de independencia que debemos seguir profundizando, que es la que nos va a permitir incluir a los que todavía no han podido acceder a su trabajo.

Pero yo les decía ayer también, cuando nos reuníamos con los compañeros de la Confederación General del Trabajo y donde anunciábamos la suba del piso del impuesto a las ganancias para los trabajadores, a partir de determinado monto, y les preguntaba a ellos en qué otro gobierno se estuvo discutiendo con la Confederación General del Trabajo acerca de que los trabajadores pagaran más o menos impuesto a las ganancias, si lo único que se discutía era qué derechos se sacaban, cómo se descontaban sueldos, o cómo se convencía a un legislador para que aprobara la flexibilización laboral. (Aplausos)

Por eso, digo, que estamos en un mundo que hemos podido construir nosotros, mientras en otras latitudes se discuten exclusiones, despidos, rebajas de sueldos, aumentos de edad para los regímenes jubilatorios, en la Argentina estamos debatiendo estas cosas y es bueno que lo hagamos, porque quienes lo hacemos tenemos una autoridad para poder discutir estas cosas. Hemos sido los que hemos restituido derechos que habían sido cercenados y tengo el orgullo de decir que, mientras esta fuerza política fue mayoría en el Parlamento Argentino, jamás se le cercenó o se le negó un trato igualitario a ningún ciudadano y mucho menos a las minorías. (Aplausos)

Tengo el orgullo de decir que cada vez que hemos sido mayoría, ha sido para dar igualdad, inclusión y respeto a las minorías.

Por eso, creo que la construcción de la independencia en el siglo XXI va a ser una gran batalla de poder lograr una gran diversificación de nuestra economía, de lograr un mayor valor agregado de todos nuestros recursos naturales en nuestras materias primas en los lugares de origen, de dar mayor y mejor educación a nuestros hijos para calificar nuestros recursos humanos. Estas son las tareas de la nueva independencia y en estas tareas, tampoco puede haber ausente ningún argentino. Porque créanme, estoy absolutamente convencida que muchas de las cosas que nos han pasado, no ha sido obra de una maldición gitana o de lo que fuera. No, han sido nuestros propios errores, nuestras propias equivocaciones y, muchas veces también, los intereses disfrazados de otra cosa.

Por eso, en este día quiero convocar a todos, a todos los argentinos en un mundo que requiere mucha cohesión nacional, que requiere un gran esfuerzo de unidad para seguir construyendo sobre lo que ya está hecho. Porque se puede ver, porque tenemos los resultados, porque cuando dijimos que teníamos que hacer las cosas del modo que las habíamos hecho con las reservas, con las AFJP, y esto no es para reprochárselo a nadie sino simplemente para pedirles muy humildemente a todos los que se oponían que estoy segura que lo hacían de muy buena fe, porque pensaban que estábamos equivocados y que ellos tenían la razón, si ahora nos hemos dado cuenta que fue bueno lo que hicimos, por qué no reconocerlo y poner el hombro para seguir creciendo y construyendo con todos los argentinos, uno contra otro.

Luego, como siempre, en toda democracia vendrá la etapa de las elecciones donde el pueblo libremente decidirá en quién confía más para defender sus derechos, quién le ha parecido mejor en la gestión de gobierno, porque una de las ventajas que tenemos en estos años afortunados de continua democracia, es que no pasaba lo que pasaba en la historia: golpe militar, en años todo se olvidaba y luego todo volvía a empezar.

Además de tener democracia, además de tener esta maravilla que es la libertad de poder expresarse sin que nadie te haga nada, tenemos también la maravillosa ocasión de comparar, de recordar y de elegir qué Argentina y qué vida queremos tener.

Por eso, hoy 9 de Julio, Día de la Independencia, convoco a todos los argentinos a seguir trabajando en la construcción de la independencia económica que es la base de la política y también de la independencia cultural, y aprender a pensar por nosotros mismos, a mirar con nuestros ojos, que no nos cuenten lo que vemos, que no nos cuenten lo que escuchamos. Sepamos escuchar y mirar nosotros con nuestros propios ojos, con nuestras propias ideas, con nuestras propias fuerzas y vivencias. Porque estoy segura que entonces no volveremos a equivocarnos nunca más.

Gracias, muchas gracias tucumanos y tucumanas.

¡Feliz Día de la Independencia a todos los argentinos! ¡Feliz Día de la Patria desde el corazón para todos!

Muchas gracias.(Aplausos)

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