LA ALEGRÍA PERONISTA

miércoles, 28 de julio de 2010

10 tesis sobre el campo

GRACIAS REPÚBLICA UNIDA DE LA SOJA


28 DE JULIO DE 2010

10 tesis sobre el campo

1) La Federación Agraria representa a los pequeños y medianos productores.Falso, sólo un porcentaje marginal está afiliado a la FAA, básicamente en la Pampa Húmeda. Son los que pueden sacar créditos bancarios, que luego, a través de la histórica extorsión de la FAA, pagará el estado bobo. Al quitarles el curro de la privatización menemista de las Cartas de Porte, la FAA es nada más que un partido político. Ocultan deliberadamente que cuando pidieron "colaboraciones" a sus propios afiliados, en guita y para pagarse los altísimos sueldos de sus directivos, nadie les puso un centavo. La asonada delictual de los días del desabastecimiento, no fue por amor a las gremiales patronales, que resultan más bien indiferentes (con excepción de la más sincera Sociedad Rural).

2) Las retenciones deben ser segmentadas. No se puede, porque los empresarios primarios no exportan, sino que producen, sin elaborar, la soja transgénica (y sin pagar patentes; porque el estado bobo les subsidia el costoso asesoramiento jurídico en Europa). Luego la venden y tras una cadena de intermediarios, llega a los exportadores. Lo que están pidiendo son subsidios a la tasa de ganancia, para que la mayor escala (y consecuente disminución de costos en pesos) reditúe tanto como la menor escala (y con ganancias en dólares). Para que esto sea viable, además de tirar a la basura las tesis de neoliberalismo del lejano oeste, deberían estar en blanco los pequeños y medianos empresarios primarios (los más evasores).

3) El gobierno nacional obligó a sembrar soja a los productores. Sí, también los obligó a no cometer delitos, a no armar patotas, a no cortar rutas, a blanquear trabajadores, a no tener exclavos, y así estamos. El empresariado improductivo se rige por la lógica de la máximización del capital, como cualquiera. Pero, al ser consciente de que no paga los costos de mediano plazo -envejecimiento de los empleados en negro, ruina de los campos alquilados, contaminación del agua, patentes de inventos robados, créditos bancarios, etc- ni en su sector más dinámico tiene inversiones de capital duraderas (no son dueños del campo ni de las maquinarias, y dejan a las empresas acopiadoras -cooperativas generalmente- que blanqueen la ruta negra de la soja) buscan la máxima ganancia ya. Son parte, además, de un movimiento de capitales a escala mundial que se refugia en los mercados primarios de exportación ante la crisis financiera (lo que agrega más inestabilidad a la crónica fluctuación de precios en ese mercado de exportación primaria) Eso es la soja, producto de los precios internacionales. Para frenar este proceso, había que duplicar las retenciones a la soja, pero culturalmente (gracias al Grupo A) hoy no es posible.
Este mercado, se rige por condiciones mundiales, a las que poco y nada -la 125 lo demostró- puede hacer un pequeño estado nacional del sur.

4) Las retenciones son confiscatorias. Estas boludeces las dicen abogados que militan en la derecha, que suelen trabajar para grandes empresas y los presentan en la tele como "constitucionalistas". Rancias zonceras, de lo que se trata es de un dólar diferenciado, una versión tibia y precaria de lo que fue el IAPI.
El ideal de esta derecha cavernícola es que los trabajadores subsidien el capital menos dinámico y más primitivo en el conjunto nacional, con un dólar alto y sin retenciones. No los conforma ni Duhalde, que llevó adelante la revancha social contra los trabajdores más cruel de todo el período democrático (y hay que superar a Chacho Alvarez y De La Rúa, eh).

5) Los productores trabajan de sol a sol. Los empresarios de la soja no trabajan. Pagan entre varios -los pequeños- la maquinaria que alquilan, los pocos profesionales que contratan (que por las dudas, nunca dejan su cargo en el INTA, no vaya a ser que mañana gobiernen los radicales y se acabe este período de fiesta sojera) y cierran los tratos con estudios jurídicos contables especializados. Hacen números, cada tantos meses, y después boludean un rato en el campo para ver de dónde comprar cosas en negro.

6) El campo está unido. Verso. Si tenés 40 hectáreas entre dos medianos campos sojeros, te van a fumigar tu campo y no te queda otra que sembrar soja trasngénica (y vendérsela a ellos). No hay nada más egoísta y sorete que un empresario rural de la pampa húmeda. En los "pueblos del interior" son tipos detestados, se reúnen entre ellos, la juegan de patroncitos bonachones; la gente de a pie, con amabilidad y respeto, los manda a cagar. Un dato poco estudiado es que la masividad de la asonada reaccionaria, se concentró en las grandes ciudades y se valió del recurso de que no se reprimía. En las ciudades chicas, fue la iglesia católica y su grupito de integristas, junto a las patronales, las que delinquían buscando el desabastecimiento.

7) El campo votó a Cristina. Los empresarios rurales sí votaron a Cristina, a pesar del feroz lobby -poco recordado- en contra de Kirchner y las retenciones de las patronales que ahora conforman la Mesa de Enlace. Lo que muestra su poca representatividad. De todos modos, la afrenta contra Cristina es fuertemente ideológica (es mujer, de izquierda, pro trabajadores, industrialista, es culta, inteligente, etc) y no económica. Los sectores agrarios que podrían reclamar económicamente, están más bien a la defensiva de las patronales (porque es verdad que el campo no sojero ni pampeano ni exportador la pasa muy mal: basta ver cómo explota a los pequeños tabacaleros el degenerado de Ramón Puerta).
Las elecciones de 2007 fueron atípicas: la otrora clase media rural (ahora media alta tirando a alta, de acuerdo a la estratificación por decil) dejó de lado su histórica adhesión al radicalismo, básicamente porque veníamos a De La Rúa y porque Duhalde, más los bonos provinciales, les dio el sueño del pibe: cuatriplicó las ganancias de los capitalistas primitivos, mientras hundía en la miseria a todo el resto (y ese contraste, en las pequeñas y medianas ciudades, te llena de glamour).

8)Si se bajan las retenciones esa plata irá a los pueblos del interior. Posiblemente, una parte. Pero la mayor parte, no. En el campo -no en los pueblos- prácticamente no queda nadie. El campo de la pampa húmeda es hoy un territorio de explotación, como diría el ecologismo friendly, "de saqueooooo"; como una playa de estacionamiento: nadie vive ahí. Los empresarios rurales, de cualquier escala, mandan a sus hijos a estudiar a las grandes ciudades o al exterior -la soja es una ecuación financiera- y manejan sus negocios desde la zona urbana. No tiene ningún sentido ni necesidad vivir en los campos que, además, ni siquiera son propios en muchos casos.
Los que quedan viviendo en el campo son los pocos trabajadores no profesionales ni especializados, los campesinos (casi ni existen ya en la pampa húmeda) y una pobreza rural estructural que depende del débil estado municipal de cada juridicción. Ahí, la universalización de las jubilaciones y la asignación familiar, impactan de lleno (y también las jubilaciones operan como subsidio al capital, en tanto que la asignación opera como piso salarial).
Incluso, los cuidadores de estancias, al ir desapareciendo las estancias, se encargan de largas extensiones de distintos dueños. Pero quedan, más que nada, cerca de las zonas de quintas.


9) El campo está enojado con Cristina. Ni más ni menos que el resto de la sociedad, quitando a los empresarios sojeros y los vacunos. Los quinteros -los que proveen las verduras y algunas frutas- viven en las periferias urbanas y a estas cosas no les dan bola. Miran las fluctuaciones de sus precios y costos y sacan ecuaciones desde ahí: la ingerencia real del estado en esas producciones primarias es, lamentablemente, casi nula. Es en las otras etapas de comercialización donde Guillermo Polémico Moreno, el gran ineficiente, asusta a las abuelitas.
Las producciones regionales, con sus más y sus menos, están ingresando en etapas relativas de industrialización. Algunas dependen de los precios internacionales más que otras (frutas, cítricos, vinos, algunas carnes no tradicionales, pollos, frigoríficos, etc) pero priorizan, en general, el aspecto industrialista que les facilita este modelo económico. Tienen, más bien, las previsibles quejas clasistas sobre las paritarias, los combustibles, los subsidios sólo en el puerto, etc.

10) Los subsidios a los fletes son una medida progresista. La misma agrupación estudiantil de centroderecha, Proyecto Surf, que difundió un bodrio de película sobre los trenes, como es financiada por la FAA, sostiene esta pavada. Todo verso: por un lado, el sojero Pino Solanas debe saber que los ferrocarriles se reconstruyeron y están reconstruyéndose con la misma lógica que cuestionaba Scalabrini Ortíz, para llevar a los puertos el poroto verde que comen los chanchos chinos. Por otro lado, un campo más lejos del puerto vale menos (sin considerar las otras variables del precio del campo) que uno cerca, obviamente. Si se subsidia el costo del flete, no sólo se expandirá la frontera sojera, sino que además, subirá el precio de los campos más alejados del puerto y por ende de todos los campos; aumentándole los costos al empresariado primitivo.
¿Y porqué la FAA plantea ésto (que además, estaba en la 125 que llegó al congreso)? Porque apuestan a ser los intermediarios -calculando que muchos empresarios preferirán en sus ecuaciones financieras seguir en negro en vez de blanquearse para recibir los subsidios- entre el estado bobo y los empresarios que hagan cola. Este es el modo coercitivo con el que siempre obtuvo afiliados la FAA (extorsión a bancos y estados provinciales, cartas de porte, etc). Y por otra razón más importante: la FAA representa, principalmente, a los propietarios rentísticos de la pampa húmeda que alquilan los campos, no a quienes los explotan financieramente (que mayormente no están agremiados, pero de estarlo, irían a la Sociedad Rural). A pequeños y medianos propietarios de la pampa húmeda (es decir, un millonario capital que da una suculenta renta sin hacer nada) les interesa un aumento de ganancias para quienes explotan los campos -subsidios al flete- si además va acompañado de un aumento del precio del capital, la tierra.

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